Ayer pasó de todo...

©2005 RKM

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- La muerte viene galopando…

Dino se ríe y camina con cautela, que su espalda lo traiciona por estos días y ni el gimnasio o el Pilates le cooperan.

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Yo pienso en la cara que pondría Petero si me oyera hoy esta clásica cuña..!

...acabamos de abandonar una fuente de soda donde faltan los altamente prácticos y poco conocidos tres botones de rigor…

Cuáles son..?

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Un botón para que te atiendan pronto:

- Jefa, tráigame otra porción de kuchen de trufas y una cerveza, que ando a la carrera…!

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Otro botón para avisar al cajero:

- La cuenta rápido, la cuenta, que me cayó mal la mezcla y me quiero ir pa la casa…!

El último botón…

Bueno, si Dino se incorpora a este espacio y se anima, les puede comentar más en detalle qué utilidad presta este famoso y placentero botón…

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Los primeros dos son especialmente útiles cuando quienes atienden están fuera de tu rango visual. El otro, todo lo contrario...

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Antes, cerca de la hora de almuerzo y luego de acometer mis obligaciones, terminé en un cocktail abundante y bien regado.

Mientras me mantuve vertical, probando las diferentes clases de galletas, canapés y licores, de mesa en mesa, todo tranquilo.

Al rato me senté al fondo del salón de honor, medio escondido detrás de un gomero…

No alcancé a terminar de beber el segundo trago, en mi escondite, cuando veo que se me abalanza rauda una silueta roja…

…como un tsunami, una esbelta figura rompió a mis pies y se detuvo. Me invitó a bailar con una pícara y tentadora mirada. Traté de negarme aludiendo a mi torpe cuerpo, pero fue inútil.

De sorprendido pasé a secuestrado…

- Vamos, vamos!, me decía.

- Pero si no se bailar esta huevada, le respondí!

Y aquí fue que me dijo:

- No importa, si me apretas fuerte todos pensarán que tenemos onda y les dará lo mismo si bailas bien o mal…!

…a los tres segundos, ya tenía su ombligo contra el mío y su espalda era casi mi apéndice.

Si bailé bien o mal, ni recuerdo, pero me dejó helado…

Y como la suerte del gitano siempre es mala, cuando ya le estaba agarrando el gustillo ese al perfume y a la moza, paró la música. El charro de sombrero grande y pistola de palo hizo la cabriola de despedida y el maestro de ceremonias agradeció la asistencia.

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Se acabó la ranchera. Todos pa fuera.

Un beso y un adiós.

- Pero, esteeeeee, cómo te llamai…?
- Carmen, y tú?
- Rafael
- Chao Rafa, un gusto.

Ahí quedé, mudo…

Una última mirada quedó en el aire, pero ni teléfono, ni mail. Nada de nada!

La torpeza hizo paté conmigo…

(En todo caso el gusto ya no me lo quita nadie. Dulce, suave y liviana; de piel morena y ojos pardos, pelo corto y trigueña. Guapa y con una linda sonrisa)

Después caminé a casa con mis instrumentos y en el camino sonreí solo. La gente me miraba, ignorante de mi periplo.

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Al llegar a casa recordé el primer refrán que memorizaron estas neuronas:

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“Quien solo se ríe, de sus maldades se acuerda…”


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…pasaron hartas cosas ayer...

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y nunca lo sabré de tu boca..!

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