< Quintilis >

©2008 RKM


.

En verano todo se mueve, lento pero no despacio...

.

Estaban ahí los canchales de arenisca, enfrentando tres pequeños hilos de agua; los manantiales corrían por el páramo, secándose entre las piedras. Cada gota descendía, separando lo húmedo de lo yermo, mientras penetraba en la tierra como un sólo cuerpo...

.

Y sin embargo se mueve, escurre por entre los mantos y surge más allá en el reino de las moras y de los maquis. LLueve y se junta, se busca para ser la de antes, para crecer más todavía.

.

Se arrastran las semillas a la salida del bosque. El viento pasa junto a los abedules empujando la vida, empellando las hojas hasta la otra comarca, hasta que se aquieta su estela en el borde del mar, ahí donde desemboca un pequeño remanso teñido de rubí, como el color de mi sangre cuando evapora.

.

.

Ayer lo vi en la borra del estanque, ahí justo donde duermen las escamas de mi piel. Lo vestí de finos hilos de algodón, ataviado con su prenda favorita, aquel gorro de lana verde, el bastón en la mano y la mirada queda.

.

El dragón se amagenta, agrietándose, ya no se expande y casi no respira.

.

Entonces el bosque se agita y el agua se mueve rebalsando, lo veo alejarse mientras corro hacia él y se me acalla el único grito. Lo llamé, como clamando a toda la vida.

.

Nos hundimos juntos

él ya sin vida, yo sin aliento

...

..

.