:: Epitafios ::
sabrás que
siempre te hablo
incluso cuando
estoy en silencio
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Hablando de otra cosa y a pedido del enemigo púbico, voy a resucitar un viejo escrito, con tres corcheas y una negra, a modo de preludio.
Me voy a morir joven..!
Esa cantinela vienen oyendo mis salvajes y erógenos compañeros de ruta, desde la tierna edad del solfeo.
Ya entonces sostenía que el tiempo es un invento del hombre cuyo único afán viene a establecer una distancia formal con su más próxima parentela dentro del bestiario. Para todos ellos, mayores y menores, descorremos el velo: No hay tiempo.
Como tantas otras cosas que se saben y se precian como tales, se nos enseñan las formalidades de sus estructuras visibles, como si todo pudiera entenderse de tal modo que por expresado, cierto...
Es como explicarle a un ciego lo que es la oscuridad...
Hay cosas que no requieren una manifestación explícita para ser comprendidas, del mismo modo, hay cosas que requieren de sumadas y re-alambicadas ideas o simples gráficos, para adquirir una cierta pátina de verosimilitud. Y mientras la explicación tenga más adeptos, se le considera más "natural".
Es lo que llamamos, en ciencia, una teoría...(sic)
Hay culturas enteras que se relacionan de una manera presente con su entorno, en donde el paso del tiempo viene a jugar un rol de orden terciario, casi relegado a los ciclos del agro. No es lo que pasa en nuestro continente, menos en nuestra querida patria, donde a veces -por dos o tres minutos de menos o de más-, la gente se desvive o se desmuere.
Hago un paréntesis, aquí, antes de entrar en el tema de fondo...
Y no faltará quien diga, que la sociedad privilegia al más fuerte, en la selección de sus componentes. La paradoja está en que a veces el más pobre de mente es quien más tiene y por añadidura, muchas otras el más dotado intelectual y moralmente, carece de lo mínimo, incluso de una buena muerte...
Cierro el paréntesis...
Ya entrando en materia, es como cuando un amigo me dice:
- la esperanza es lo último que se pierde...
y le digo yo a mi amigo:
-pero al final se pierde...
La idea de la muerte, como la de la vida, tan asociada al tiempo, a la conducta y al atavismo, en el hablar de las personas discurre por otra vertiente.
Mi sensación es que las gentes hace rato que abandonaron la causa de la razón, en esta materia. Y se adaptan fácilmente al esquema de las frases hechas o del entendimiento ya digerido, sobretodo cuando la promesa es eterna y de índole redentora. Y cuando no la hay, aflora al respecto el pensamiento rampante y simplón que viene a ser casi una manifestación postal de la realidad.
Quién no ha escuchado frases populares como:
- ya era hora de que partiera, el finado.
- no hay muerto malo
- nadie se muere en la víspera
En fin, incluso connotados terrícolas se han abocado al bronce, con sus pensamientos:
- Vengo de morirme, no de haber nacido. De haber nacido me voy. Antonio Porchia
- Cuando uno no sabe aún lo que es la vida, ¿cómo podría conocer lo que es la muerte? Confucio
- Temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos. Bertrand Russell
En mi experiencia, ver morir a una persona y acompañarla en su trance, lejos de ser una experiencia negativa, es algo magnífico; tal como ver nacer a mis dos hijos. En resumen: la humanidad desplegada frente a mi, sin velaturas...
La tristeza por la partida y la alegría por la llegada, son más bien el síntoma de la despedida y del arribo, en cada caso. Pero no dejan de ser la misma cosa.
:::
Bueno Medusa, ahí te dejo un par de líneas sobre el tema.
A ver si lo conversamos, de ahí, libando manjares y atizando yescas...
Esa cantinela vienen oyendo mis salvajes y erógenos compañeros de ruta, desde la tierna edad del solfeo.
Ya entonces sostenía que el tiempo es un invento del hombre cuyo único afán viene a establecer una distancia formal con su más próxima parentela dentro del bestiario. Para todos ellos, mayores y menores, descorremos el velo: No hay tiempo.
Como tantas otras cosas que se saben y se precian como tales, se nos enseñan las formalidades de sus estructuras visibles, como si todo pudiera entenderse de tal modo que por expresado, cierto...
Es como explicarle a un ciego lo que es la oscuridad...
Hay cosas que no requieren una manifestación explícita para ser comprendidas, del mismo modo, hay cosas que requieren de sumadas y re-alambicadas ideas o simples gráficos, para adquirir una cierta pátina de verosimilitud. Y mientras la explicación tenga más adeptos, se le considera más "natural".
Es lo que llamamos, en ciencia, una teoría...(sic)
Hay culturas enteras que se relacionan de una manera presente con su entorno, en donde el paso del tiempo viene a jugar un rol de orden terciario, casi relegado a los ciclos del agro. No es lo que pasa en nuestro continente, menos en nuestra querida patria, donde a veces -por dos o tres minutos de menos o de más-, la gente se desvive o se desmuere.
Hago un paréntesis, aquí, antes de entrar en el tema de fondo...
Y no faltará quien diga, que la sociedad privilegia al más fuerte, en la selección de sus componentes. La paradoja está en que a veces el más pobre de mente es quien más tiene y por añadidura, muchas otras el más dotado intelectual y moralmente, carece de lo mínimo, incluso de una buena muerte...
Cierro el paréntesis...
Ya entrando en materia, es como cuando un amigo me dice:
- la esperanza es lo último que se pierde...
y le digo yo a mi amigo:
-pero al final se pierde...
La idea de la muerte, como la de la vida, tan asociada al tiempo, a la conducta y al atavismo, en el hablar de las personas discurre por otra vertiente.
Mi sensación es que las gentes hace rato que abandonaron la causa de la razón, en esta materia. Y se adaptan fácilmente al esquema de las frases hechas o del entendimiento ya digerido, sobretodo cuando la promesa es eterna y de índole redentora. Y cuando no la hay, aflora al respecto el pensamiento rampante y simplón que viene a ser casi una manifestación postal de la realidad.
Quién no ha escuchado frases populares como:
- ya era hora de que partiera, el finado.
- no hay muerto malo
- nadie se muere en la víspera
En fin, incluso connotados terrícolas se han abocado al bronce, con sus pensamientos:
- Vengo de morirme, no de haber nacido. De haber nacido me voy. Antonio Porchia
- Cuando uno no sabe aún lo que es la vida, ¿cómo podría conocer lo que es la muerte? Confucio
- Temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos. Bertrand Russell
En mi experiencia, ver morir a una persona y acompañarla en su trance, lejos de ser una experiencia negativa, es algo magnífico; tal como ver nacer a mis dos hijos. En resumen: la humanidad desplegada frente a mi, sin velaturas...
La tristeza por la partida y la alegría por la llegada, son más bien el síntoma de la despedida y del arribo, en cada caso. Pero no dejan de ser la misma cosa.
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Bueno Medusa, ahí te dejo un par de líneas sobre el tema.
A ver si lo conversamos, de ahí, libando manjares y atizando yescas...
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