Poca sal y mucho carbón...
Fiestas patrias..!
Luego de bailar en casa de Juvenal, con poco ritmo pero con extraño placer, me di a la fuga...
Con la mirada torva y el alma hecha vapor de alcohol, me tendí bajo un gran sauce y dejé mis tobillos en remojo. El arroyo casi cubría mis pantorrillas y del tronco hacia arriba sólo sentía las caricias de unas verdes y opacas hojas que pendían de largas y ondulantes ramas. Mis manos amarradas en un sólo nudo tras la cabeza, como queriendo atrapar el recuerdo de una mirada.
Casi no había viento y el frío cauce adormecía mis pies en un lento y progresivo sueño. Horas más tarde, bajo sigilo y entre las siluetas de un par de casas viejas me detuve a desbeber; era tarde y el frío no hacía fácil la maniobra. Más no recuerdo del domingo, salvo que no pude ver mi sombra en toda la jornada, ni de reojo.
Después llegué a casa como montado en caballo ajeno, caminando sobre papel de arroz y con las manos llenas de ganas busqué tu nombre entre mis labios...
Casi no había viento y el frío cauce adormecía mis pies en un lento y progresivo sueño. Horas más tarde, bajo sigilo y entre las siluetas de un par de casas viejas me detuve a desbeber; era tarde y el frío no hacía fácil la maniobra. Más no recuerdo del domingo, salvo que no pude ver mi sombra en toda la jornada, ni de reojo.
Después llegué a casa como montado en caballo ajeno, caminando sobre papel de arroz y con las manos llenas de ganas busqué tu nombre entre mis labios...
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