©2005 RKM
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Ayer se acusó recibo de un sobre negro, sin membrete ni lacre, que llegó por mano de un anciano y espigado parroquiano vestido de gala; en la oscura misiva que contenía, me susurraban sobre mi cercana y segura muerte..!
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…que me la he granjeado, decía una de sus bellas líneas rojas.
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En tres pequeñas hojas me han deslizado palíndromos, conjuros y maldiciones. Con sangre la firman y a dos manos la escriben. De finos dedos proviene el mal agüero y en cuatro sórdidas pupilas veo al pasado sembrando fieros destellos.
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Algo hay que hacer..!
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::: La Contra :::
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Iré hacia la Isla del Tridente por el recto y escamoteado camino de la serpiente azul; avanzaré largo y tendido hasta la fortaleza de Oriente.
Caminaré tres días sorteando trampas y acertijos…
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Antes de cruzar a su orilla, en la cumbre del puente calcáreo y junto al gran espejo de arena, pactaré con el libro del tiempo una tregua de sangre...
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Al llegar, y bajo el dintel de la doceava puerta, beberé hasta ver el fondo de la copa del tormento.
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A la sombra de dos enormes y soberbios centauros, tres llamaradas de fuego negro penetrarán en mis venas, galvanizando su tributo con bronce, mercurio y cobre. Destilaré entonces alcanfor en toda mi superficie y los conjuros serán revocados; sus engendros y malabares caerán abortados.
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Martes hoy, martes mañana, martes toda la semana.
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Sólo entonces la oscuridad se hará mi sentido y la sangre mudará su torrente en arenas movedizas y en maldad encadenada; en tierno sopor de olvido coronaré mis sienes con guirnaldas de ortigas, y con mulsum seré ungido por la lengua deliberada de la Diosa; en la epifánica caricia de sus largos y cobrizos cabellos perderé la memoria…
Ella bautizará nuevamente, y en secreto, el silencio de mis labios; el mar y el sol de su rostro acabarán por unir mis extremos. Y con la punta de sus dedos, batirá en remolinos de blanca espuma las gruesas gotas de mi turbio destino.
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Luego, en el tibio reflejo de su risa, blandiré contra mi sombra la espada en llamas y como arconte del péndulo artero y asesino, habitaré noventa sueños hasta subir a la gran torre. Sólo ahí y sin buscar recompensas en otras pupilas sedientas, me arrojaré al vacío esperando a la nada...
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...una vez reclamado mi cuerpo por el vértigo, e invocada mi alma por el vórtice, atravesaré los goznes de la puerta gruesa, declamaré la palabra secreta y por los peldaños de mis pecados treparé hasta el aposento del saber, donde todo es quietud y vastedad.
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Allí la condena pierde sus eslabones y descansará mi piel, pues no hay juicio ni juez.
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A mi regreso exorcizaré a los traidores y desollaré a los complotados. Dos cuerpos rodarán por el declive del abismo y empalaré sus cráneos con sus propios huesos; ya sin órbitas, sus miradas vigilarán mis puertas junto a los siete cuervos.
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::: Bruno :::
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...mañana visitaré tu morada de piedra pasada la medianoche.
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Cayendo de mi barbilla como sapos gordos y salados, mis lágrimas lavarán tu cripta gota a gota, hasta que se lea tu nombre en letras hondas y brillantes. Te pediré perdón por los días que no viste y por los juegos que no pude enseñarte. Abrazaré tu sueño eterno.
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Sólo ahí podré mirar al norte y buscar en el cielo tus bellos ojos como galaxias…
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::: R :::
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